La medicina ha estudiado la estrecha relación del CCU y los PVH, ya que casi todos los casos de CCU pueden atribuirse a una infección por PVH.
Hay más de 100 tipos de Papilomavirus Humanos (PVH), de los que al menos 13 son oncogénicos (también conocidos como de alto riesgo). De estos, dos tipos de PVH (16 y 18) son los causantes del 70% de los Cánceres de Cuello Uterino (CCU) y de las lesiones precancerosas del cuello del útero.
Los PVH que producen Cáncer Cervicouterino, se transmiten principalmente por contacto sexual y la mayoría de las personas se infectan poco después de iniciar su vida sexual.
Los PVH no presentan envoltura y su genoma es una molécula circular de ADN bicatenario de aproximadamente 8000 pares de bases de longitud; lo cual explicaría la evolución lenta de este virus en comparación con muchos virus.
También existen estudios que asocian a los PVH con cánceres de ano, vulva, vagina y pene.
EL CCU es el segundo tipo más frecuente en las mujeres de las regiones menos desarrolladas, y se estima que en 2012 hubo unos 445 000 casos nuevos (84% de los nuevos casos mundiales). Ese mismo año 270 000 mujeres murieron de CCU.
Los papiloma virus humanos (PVH) son la causa de la infección vírica más común del tracto reproductivo. La mayoría de las mujeres y los hombres sexualmente activos contraerán la infección en algún momento de su vida y algunas personas pueden tener infecciones recurrentes.
Si bien estos virus se transmiten por vía sexual; no es necesario que se produzca penetración para la transmisión; ya que está reconocido que el contacto directo con la piel de la zona genital puede transmitir la enfermedad.
El contagiarse de este virus, no implica necesariamente desarrollar un CCU ; ya que por lo general las infecciones por PVH suelen desaparecer sin ninguna intervención, unos meses después de haberse contagiado, y alrededor del 90% remite al cabo de 2 años. Sólo un pequeño porcentaje de las infecciones provocadas por determinados PVH persisten y se convierten en cáncer. En mujeres con un sistema inmunitario normal, el CCU tarda en desarrollarse de 15 a 20 años. Puede tardar de 5 a 10 años en mujeres con un sistema inmunitario debilitado, como las infectadas por VIH no tratadas.
Si bien los datos sobre cánceres ano genitales distintos al CCU son escasos, cada vez hay más estudios científicos que asocian los PVH con el cáncer de ano, vulva, vagina y pene. Aunque esos tipos de cáncer son menos frecuentes que el CCU, su asociación con los PVH hace que puedan prevenirse mediante estrategias de prevención primaria similares a las de este.
Los tipo de PVH no oncogénicos (en especial el 6 y el 11) pueden provocar verrugas genitales y papilomatosis respiratorias (enfermedad caracterizada por la aparición de tumores en las vías respiratorias que van de la nariz y la boca a los pulmones). Si bien esta enfermedad raramente es mortal, el número de recidivas puede ser considerable. Las verrugas genitales pueden ser muy frecuentes y muy contagiosas.
Los síntomas del CCU suelen parecer únicamente cuando el cáncer está en fase avanzada. Estos son: Sangrado vaginal intermenstrual (entre períodos menstruales) o sangrado vaginal anormal después de haber tenido relaciones sexuales, dolor de espalda, piernas o pélvico, cansancio, pérdida de apetito, flujo vaginal maloliente.
Los factores de riesgo, que favorecen la persistencia de los PVH, son: Inicio de las relaciones sexuales a temprana edad, cambios frecuentes de pareja, consumo de tabaco, inmunodepresión (por ejemplo, las personas infectadas por el VIH corren un mayor riesgo de infección por PVH y padecen infecciones provocadas por un espectro más amplio de estos virus).
En los países desarrollados, se han puesto en marcha programas que permiten que las mujeres se sometan a pruebas de detección de la mayor parte de las lesiones precancerosas en fases en que todavía pueden tratarse fácilmente. En esos países el tratamiento precoz previene hasta el 80% de los casos de CCU.
En los países en desarrollo, el escaso acceso a pruebas de detección eficaces significa que, con frecuencia, la enfermedad no se detecta hasta las fases más avanzadas, cuando aparecen los síntomas. Además, las perspectivas de tratamiento de la enfermedad en una fase tan avanzada no siempre son buenas, por lo que en estos países la tasa de mortalidad por CCU es más alta.
La elevada tasa de mortalidad mundial por CCU (52%) podría reducirse con programas de detección y tratamiento eficaces.
Actualmente se realiza el cribado de lesiones mediante la detección del PVH y el test de Papanicolaou o Citología, en todas las mujeres que ya han iniciado su vida sexual.
En caso de que es test de PVH salga positivo y la citología no salga alterada se deberá repetir la prueba en un año.
Si la citología sale alterada se deberá hacer una colposcopia (La colposcopia consiste en mirar el cérvix con un microscopio de bajo aumento, ver las zonas más lesionadas por el virus y tomar biopsias para su estudio).
Si la biopsia de la Colposcopia sale alterada se realizará una Conización (es la extirpación de una cuña de tejido del cérvix o cuello del útero) Se quita la zona más lesionada por el efecto del virus antes de que pueda derivar en cáncer.
Por tanto todas estas pruebas son para evitar que la lesión producida por el PVH produzca CCU. Estas pruebas de detección del CCU se realizan en mujeres que no tienen síntomas, con el fin de detectar lesiones precancerosas o cancerosas. Así, si en el cribado se detectan lesiones precancerosas, éstas pueden tratarse fácilmente para evitar que se desarrolle un cáncer.
Esas pruebas también permiten detectar el cáncer en sus fases iniciales, en las que puede tratarse con un con un pronóstico de curación muy bueno.
Actualmente existen 2 vacunas que protegen contra los PVH 16 y 18, causantes del 70% de los casos de CCU. Las vacunas pueden conferir cierta protección cruzada frente a otros tipos de PVH menos comunes que también son causa de este cáncer. Una de las vacunas también protege contra los tipos 6 y 11, causantes de verrugas ano genitales.
Las dos vacunas funcionan mejor si se administran antes de la exposición a los PVH. La vacuna es inyectable que se pone habitualmente en el hombro. Está incluida en los calendarios de vacunación de todas las comunidades autónomas españolas, administrándose a las chicas de entre 11 y 14 años. Está admitido su empleo en niñas y mujeres de 9 años de edad en adelante. La pauta completa consta de 2 o 3 dosis y se finaliza en 6 meses. Como las demás vacunas, si se administra, debe anotarse en la cartilla personal de vacunaciones.
La vacunación contra los PVH no sustituye a las pruebas de detección del CCU. La Organización Mundial de la Salud (OMS), recomienda que en los países donde se ha introducido la vacuna, sigue siendo necesario crear programas de detección o afianzarlos.
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